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Patricio Melero, exministro del Trabajo y expresidente de la UDI: “Hoy no hay ni legitimidad, ni reciprocidad para buscar acuerdos”

Protagonista y testigo de la política chilena entre fines de los ‘80 y hasta hace un año, en que la dejó, el exlíder opositor fundamenta las razones por las que la UDI le ha negado la sal y el agua al Gobierno del Presidente Boric.

Por: Andrea Lagos | Publicado: Viernes 4 de agosto de 2023 a las 04:00 hrs.
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Foto: Julio Castro
Foto: Julio Castro

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Hizo mucha calle durante los 31 años en que fue diputado por Pudahuel (1990-2021) representando a la UDI. Antes, entre 1985 y 1989, como alcalde de Pinochet en la misma comuna, ya había comenzado a observar a los chilenos. Esa mirada, especialmente del Santiago poniente, lo tiene convencido de que, pese al estallido social, a los altibajos constitucionales y electorales, “hay un cambio cultural, los chilenos valoran mucho más su libertad, no piden que el Estado les dé las cosas, sino que solo se les permita surgir. A la gente le encanta ir a los malls, tener tarjeta de crédito, consumir, viajar”. Patricio Melero dice que sabe que la administración actual es incapaz de ver este cambio cultural mayoritario y que, por eso, “gobierna para una minoría”.

Formado como ingeniero agrónomo, la política ha sido su ocupación. En el gremialismo cercano a Jaime Guzmán, luego de parlamentario, presidente de la UDI, presidente de la Cámara de Diputados, en 2021 dejó el Congreso para asumir como ministro del Trabajo en el último año del mandato de Sebastián Piñera.

“Este es un Gobierno que ha ido perdiendo legitimidad, un Gobierno de gestión deficiente”.

Retirado de la política hace año y medio, tiene una consultora dedicada a asesorías laborales, previsionales y de seguridad social.

Melero representa a la generación forjadora de la UDI que en los ‘80 se formó con Jaime Guzmán y que, a partir de los ‘90 ocupó puestos de poder y liderazgo público. Es de la camada de Pablo Longueira, Andrés Chadwick y Juan Antonio Coloma.

Esta es la mirada de un senior de la UDI frente a la ruptura de relaciones de este partido con el gobierno del Presidente Boric. En medio del escándalo por los traspasos de dinero del Estado a cuestionadas fundaciones mayoritariamente de un partido del oficialismo -Revolución Democrática-, la UDI exigió al gobierno un cambio de gabinete para que los responsables políticos se hicieran cargo. Cuando el gobierno se negó, la UDI cortó todo contacto.  Hasta este momento, el presidente del partido, Javier Macaya era cercano al Mandatario y la UDI había sido, por lejos, el partido opositor más dialogante.

- ¿Cómo analiza la oposición que está haciendo la UDI que exige la salida del ministro Giorgio Jackson antes de volver a conversar con el gobierno?

- Nosotros no hemos cambiado como oposición. Ante un escándalo de proporciones como es el caso fundaciones y la incapacidad del gobierno de llevar adelante una gestión acorde lo que está ocurriendo, debemos ser más exigentes. Son situaciones de corrupción desbordada, sistemática, que se repiten en varias regiones del país y en distintos organismos públicos siempre con un partido de gobierno involucrado. Vemos que el gobierno no reacciona, que no toma las medidas proporcionales, y actuamos.

- ¿Era necesaria esa carta de la UDI al Presidente exigiéndole la renuncia del ministro Giorgio Jackson adjudicándole delitos?

- La parte de la carta que le imputa delitos al ministro fue un error. Me quedo con el sentido profundo que fue notificar al gobierno que no ha estado a la altura de las medidas que se tienen que adoptar. Nuestro rol opositor ha sido siempre el mismo. Lo ejercimos con Bachelet, lo ejercimos con Lagos. La historia de estos más de 30 años esta llena de actitudes de colaboración de la UDI.

- ¿Qué esperaria usted que hiciera el gobierno ahora?

- El Gobierno no puede seguir mirando para el lado y pensar que el tiempo se encargará de subsanar lo que está ocurriendo.Tiene que hacer efectivas las responsabilidades políticas de quienes han estado al mando de los ministerios involucrados. Hay que recordar que la presidenta Bachelet, en un momento crítico de su gobierno, le pidió la renuncia al gabinete entero.

- ¿Ese nivel de gesto es el que esperan?

- No puede ser que el hilo se corte por lo más delgado. Salen seremis, salen un par de subsecretarias, y no se establecen las responsabilidades políticas. El gobierno tiene que enmendar el rumbo. No puede pretender tener a la oposición negociando y llegando a acuerdos sin controlar una situación que cada día se agrava más.

- Mientras, el poder judicial está investigando…

- Los tiempos judiciales no son los tiempos políticos. Se avanza en lo judicial, pero en el área política no está pasando nada. El presidente tiene que dar una señal contundente: un cambio de gabinete urgente. Con este gabinete no es posible alcanzar acuerdos. Debiese darse cuenta que le están afectando la gestión de su gobierno. Tiene que hacer real esto de que no va a permitir la corrupción y del “caiga quien caiga” tiene que pasar del verbo a los hechos.

- ¿No hay otra salida?

- Esto en un sistema democrático es asumir la responsabilidad política. El gobierno tiene que terminar con su actuar errático. Hay un discurso zigzagueante, que confunde a la opinión pública, que denota de que no es tan grave, que el tiempo va a ir subsanando el problema, y que sus ministros amigos van a poder seguir en sus cargos. Y eso es muy irritante y perjudicial para el diálogo político, para hacer acuerdos y para gobernar.

La otra oposición

- Enero de 2003. Pablo Longueira, presidente de la UDI, llegó a un pacto con el Presidente Ricardo Lagos. Se logró un gran acuerdo transversal para dar vuelta la página tras la profunda inestabilidad política que produjo el caso MOP-Gate y el caso Coimas. ¿Por qué la UDI en esa crisis estuvo apoyando y ahora no?

- Eran otros tiempos. La oposición a Lagos es incomparable con el escenario que hoy vivimos. Este es un gobierno que ha ido perdiendo legitimidad, un gobierno de gestión deficiente y que no asume sus responsabilidades políticas. Lagos lideraba al país, tenía un gabinete afiatado, tenia una Concertación de partidos gobernantes que lo acompañaban ordenadamente. Hoy , en cambio, los propios partidarios dicen que este es un “gobierno de mierda”.

Lo que impulsó a Longueira a ayudar a Lagos fue un sentido de país. Se dio cuenta de que si ese problema no se solucionaba, se afectaba la gobernabilidad. Pero había reciprocidad del Presidente Lagos. Hoy no hay ni legitimidad, ni reciprocidad para buscar acuerdos. No es comparable el liderazgo de Lagos con el de Boric hoy, ni la gobernabilidad…

- ¿Es ingrato ser este tipo de oposición?

- Siendo oposición hoy no se ve ni reciprocidad, ni interlocutores válidos. Ellos nos alejan, nos hacen dificil el rol opositor de colaboración. Hay tanta desidia, tanta incapacidad frente a lo que hay que hacer. El gobierno hace muy difícill a sus partidarios que lo defiendan, cada día fuerzas al interior del gobierno están más descontentas. No nos pidan a nosotros como oposición que seamos menos críticos que sus propios partidarios.

- ¿Era necesario que la UDI dejara de participar de la mesa técnica de pensiones si ustedes apoyan alguna reforma?

- No nos bajamos por el tema de las pensiones. Mientras el gobierno no asuma las responsabilidades políticas, es difícil seguir así.

No somos contrarios a llevar adelante una reforma de las pensiones, pero antes de que se cortase el diálogo, ya teníamos una posición muy crítica. Lo que quiere hacer el gobierno no es reformar, sino refundar.

Esta reforma no tiene acuerdo con el país que va en la dirección contraria a lo que se plantea. La gente no quiere que su plata vaya a un fondo de reparto, quiere que sea heredable, quiere libertad para elegir dónde invertirla.

- Entonces no tenía sentido de que se sentasen a negociar la reforma…

- Es posible alcanzar un acuerdo en pensiones, pero en torno a una ley corta de fácil despacho que va a los ejes fundamentales que son aumentar la cotización, fortalecer la PGU, y hacer cambios al interior de la industria de AFP. Si la gente debe entregar parte de sus cotizaciones para mejorar las pensiones de otros, pasa a ser un impuesto al trabajo.

La UDI tampoco se sentará a negociar el pacto fiscal que propuso el ministro de Hacienda esta semana. Nada antes que el Presidente Boric atienda su exigencia de cambio de gabinete.

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